Frente a mi... quizás por haber pasado cerca de alguna escuela para chicos especiales... dos parejas de chicas sordomudas, o hipoacúsicas o lo que fuere... una de ellas quedó de pie, sin poner cuidado a nada alrededor que no sea su interlocutora... como además es necesario porque deben mirarse para oírse... se dedicaron intensamente a conversar... usando las manos...

Llenaron mis retinas de movimientos de todo tipo y formas que yo claramente, desconozco.
¿quién me asegura que la conversación hubiera sido agradable de escuchar? pero pensé que aun si fuere algo semejante a lo que escuchaba desde detrás... lo prefería... porque además de conversar... sin interferir en absoluto en la calma o intimidad de las demás personas alrededor... (sin que por esto ignore lo difícil que pueda ser para ellas no poder interferir de modo audible)... sin alterarse ni inmutarse por las miradas curiosas (como la mía)... ellas además... parecían dirigir una orquesta invisible y una música sin tiempo ni espacio... era sin ser... relajante... y llena de vida y de color.
Pensé entonces, otra vez...que preferiría mil veces observar su silencio cargado de palabras... que escuchar forzosa y tristemente el graznido estridente y agudo de la decadencia de una raza.